18 de mayo de 2013

Whatever people say. I

Nada tenía sentido ya, yo entonaba la última estrofa de una canción compuesta por mí, mi preferida. Era bonita, nunca sería como la de todos aquellos grandes. Pero he de admitir que era bonita. El público rugía. Era ridículo como entonaban una canción que la mayoría de ellos no entendía ni llegarían a entenderla nunca. Sí, era ridículo, pero al menos ellos parecían felices. 
Allí estaba yo, delante de miles de personas. Personas que no me conocían y aún así me admiraban. La canción terminó, me despedí y me marché de allí. La multitud seguía gritando, ya no me necesitaban, supongo. Me enfilé por el lateral del escenario y recorrí un largo y sucio pasillo hasta llegar a mi camerino. Entré, como de costumbre nadie me esperaba allí. Nadie para felicitarme, nadie para comprenderme. Completamente solo, me encontraba completamente solo. Cogí un cigarrillo, lo encendí y lo posé entre las comisuras de mi labio. Dejando que se fuera consumiendo, así como yo. Me dejé caer en el sofá de cuero que había en mi camerino. Él era el único que me consolaría aquella noche. 
Miré el sucio techo por un momento, me recordaba a mi. Aunque en aquel momento todo lo sucio me recordaba a mí. Solo quería evadirme de la realidad, de mi realidad. Empezaron a saltarme las lágrimas, se me olvidó recordar que a un tipo duro como yo no le deberían saltar las lágrimas. Pero las dejé saltar, saltar y correr. Mi mirada seguía fija en el techo. Mi pelo engominado empezaba a perder su forma. Igual que mi actuación de tipo duro empezaba a perder sentido. No era quien la gente pensaba que era. Esperaban cosas de mi que yo no les podía ofrecer. No era aquél tipo del escenario. 
La gente seguía gritando fuera, cantaban mis canciones. Sabía que no me necesitaban. Así que cerré los ojos y me hundí entre mis pensamientos. Recordé a la chica que cantaba a la izquierda del escenario, en la tercera fila. Bueno, ella no cantaba, solo movía los labios porque parecía preferir escuchar mi voz. Y me miraba, me miraba muy fijamente. Sus ojos desprendían luz, luz de emoción. Era fascinante como la gente que no me conocía me quería y la que me conocía me despreciaba. Pensé en todo aquello que no éramos el uno para el otro. En todo aquello que no fuimos y que nunca seremos. Ella la espectadora, yo el que da el espectáculo. Ella su historia, yo la mía. Ella su camino, yo el mío. Y, lamentablemente, no se iban a cruzar.


Hey queriditos,  no he estado con ánimos de escribir últimamente creyendo que yo no valía para ésto, y seguramente tenía razón, pero me siento bien cuando lo hago así es que seguiré haciéndolo. 
Espero que os guste esta pequeña historia, habrá una segunda parte. Me encantó escribirla y espero que a vosotros os encante tanto leerla.
Bienvenidos los nuevos, gracias por estar ahí, a todos, os adoro.

4 comentarios:

  1. ¡Matarte es poco!
    ¿Que no vales? ¿¡QUE NO VALES?!
    Anda y cállate, sigue escribiendo. Que no tienes ni idea de lo que sentí al leer esto.
    Esa espontánea pasión. Ese amor.
    Esa capacidad de ella de verle por dentro a través de las canciones que él creía que nadie entendía.
    Ana, como no vuelvas a escribir porque pienses que no vales me enfadaré, y muy mucho.

    Te admira,
    S.

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  2. Esto es precioso! Pues nada, yo venia porque tu te pasaste por mi blog y yo no iba a ser menos. Soy leo, un placer ;) cuando he llegado no sabia a que blog de los dos tenia que seguirte y eso, espero haberlo hecho en el correcto.
    Se te quiere y esas cosas

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  3. ME CAGO EN TODOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
    POR DIOS. ANA. FANGIRLEO. FANGIRLEO MUCHO.
    AAAAAAAAAAAAAAAY.
    No sé por dónde empezar. A ver, impresiones. Ahora mismo no sé si decidirme por el "quiero ser esa chica, y ser suya para siempre" o "cuánto de él sabemos y qué poco le conocemos, ¿qué debe pasar por su cabeza?, ¿se sentirá así de sólo?"

    He empezado a leer y se me ha encogido el corazón de una manera... BUF. Me han entrado ganas de abrazarle. Pero no un abrazo al gran Alex Turner, no. Un abrazo a una persona que, como muchos, va de tipo duro, y como sus canciones dicen, tiene un corazón muy grande y muchos sentimientos con los que tiene que lidiar, como todos pero con la diferencia de que lo hace ante taaaantas personas.

    Pero después aparece la chica, y el texto también se ilumina. Es como que él no está perdido del todo, no consumido. Que todavía hay algo de fuego en sus cenizas, y ella es el oxígeno que aviva ese fuego que mantiene vivo al tipo duro que se desmorona cuando su gomina se deforma.

    CREO QUE AMO SOBERANAMENTE ESTA ENTRADA. ESTOY FANGIRLEANDO MUCHO Y SE MERECE MUCHOS COMENTARIOS.

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  4. Creo que esta entrada es un claro ejemplo de que vales, y mucho. ¡Es increíble! Me ha encantado, de verdad. Un besazo

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Un blog sin comentarios es como un mar sin brisa marina.